jueves, 12 de julio de 2007

Doña Perfecta


(Foto: J. Bellocq)

Esta semana me han dado bambú, bambú del bueno. Dos personas cercanas, por diversas circunstancias, me han lanzado a la cara (digo lanzado ya que no puedo denominarlo de otra manera) lo que piensan de mi, al menos en momentos de fuerte cabreo.

Creo que últimamente tengo la virtud de cabrear a todo el mundo y lo hago de una forma divina: haciendo mi vida y lo que creo que debo hacer. Pero bueno, no vengo a lamentarme, acepto las críticas lo que no acepto es las malas formas y la agresividad y una de esas personas ha caído en esos dos extremos para mi asombro. Eso es tema aparte y por ahora tema terminado con un "se acabó" por mi parte.

Esto todo viene a cuento con la percepción que los demás tienen de nosotros y de nuestra propia autoimagen. Cuando me llamaron "Doña Perfecta" me quedé muda, sin respuesta y lo primerito que se me vino a la cabeza fué una imagen de la serie de TV "Mujeres Desesperadas" en la que Bree, una de las protagonistas, después de una bronca monumental con su novio se da la vuelta y dice furiosa: "¡¡bien, ahora me voy. La cena será a las ocho y cenaremos pescado!!".
Vaya, vaya... así que Doña Perfecta... ¡¡que atrevimiento!! A mi, la mujer que toda su vida ha ido dando tropezones y tomando las decisiones equivocadas. Eso sí, intento hacer las cosas bien simplemente porque estoy harta de hacerlas a medias y que no salgan bien.

Más tarde me dijeron (me escupieron a la cara más bien) "estás estancada, no avanzas. ¡No avanzaaaaaas!" de muy malas formas. Esto venía a cuento con que según esa persona no encuentro ningún hombre que me guste a pesar de las opciones que últimamente se me dan. Aquí ya mi asombro fué mayor (pero no mayor que mi decepción sobre esa persona).
Por lo visto la felicidad, según algunas, pasa por tener un hombre en la cama (aunque no te guste mucho y aunque sepas que jamás te enamorarás de él, pero mejor así que sola), pero mi felicidad no se basa en eso. Solamente si soy feliz sola estaré en condiciones de ser feliz junto a alguien, no antes. Esto puede ser una idea peregrina, por lo visto, pero yo lo llevo marcado a fuego. De hecho mis grandes amores han surgido así: de los mejores días.

No avanzaré y seré Doña Perfecta, me la trae al pairo absolutamente, pero cada vez vivo más a gusto conmigo, sin grandes contradicciones y con la satisfacción de por lo menos intentarlo. Los disgustos ya vienen solos.



4 comentarios:

Laura Escuela dijo...

muy bien. Muy bien.

Laura Escuela dijo...

¿y en éste vas a escribir más a menudo?
¿Es una pregunta desagradable?
jejejej
Besos preciosa

Tanhäuser dijo...

Pues sin ánimo de contradecir a esas personas, a mí me encanta como eres, qué quieres que te diga.
Besos

Anónimo dijo...

E J Bellocq
LSF