martes, 17 de julio de 2007

Una tarde de verano

(Harry Callahan "Eleanor")

Pues he aquí que de vuelta del último rapapolvo, ya sea para demostrarme que avanzo o que no avanzo he actuado: me he lanzado a los brazos de mi ex, que llevaban tiempo esperándome.
No he avanzado nada en el asunto pero me he quedado muy a gusto.
Ahora que lo pienso claro que avanzo, cada vez nos queremos más. Vaya por dios! Que lío.

Ahora estoy en casa, con los campos sembrados por delante y sobre el gran risco que domina la ciudad. Oigo jugar a los niños y la perra mueve el rabo de alegría. En la pequeña piscina mientras me ducho veo las gotitas multicolores que saltan desde mi cabeza mojando las hojas del aguacatero que está cargadito este año. Al fondo, a lo lejos, veo la cordillera de cumbres que cambian de color del azul al malva y dejan pasar grandes rayos de sol que iluminan las palmeras y los barrancos, creando bellísimos contraluces y sugiriendo un territorio exótico y cálido donde canta el mirlo y vuelan las libélulas.
Creo que me quedo aquí.


jueves, 12 de julio de 2007

Doña Perfecta


(Foto: J. Bellocq)

Esta semana me han dado bambú, bambú del bueno. Dos personas cercanas, por diversas circunstancias, me han lanzado a la cara (digo lanzado ya que no puedo denominarlo de otra manera) lo que piensan de mi, al menos en momentos de fuerte cabreo.

Creo que últimamente tengo la virtud de cabrear a todo el mundo y lo hago de una forma divina: haciendo mi vida y lo que creo que debo hacer. Pero bueno, no vengo a lamentarme, acepto las críticas lo que no acepto es las malas formas y la agresividad y una de esas personas ha caído en esos dos extremos para mi asombro. Eso es tema aparte y por ahora tema terminado con un "se acabó" por mi parte.

Esto todo viene a cuento con la percepción que los demás tienen de nosotros y de nuestra propia autoimagen. Cuando me llamaron "Doña Perfecta" me quedé muda, sin respuesta y lo primerito que se me vino a la cabeza fué una imagen de la serie de TV "Mujeres Desesperadas" en la que Bree, una de las protagonistas, después de una bronca monumental con su novio se da la vuelta y dice furiosa: "¡¡bien, ahora me voy. La cena será a las ocho y cenaremos pescado!!".
Vaya, vaya... así que Doña Perfecta... ¡¡que atrevimiento!! A mi, la mujer que toda su vida ha ido dando tropezones y tomando las decisiones equivocadas. Eso sí, intento hacer las cosas bien simplemente porque estoy harta de hacerlas a medias y que no salgan bien.

Más tarde me dijeron (me escupieron a la cara más bien) "estás estancada, no avanzas. ¡No avanzaaaaaas!" de muy malas formas. Esto venía a cuento con que según esa persona no encuentro ningún hombre que me guste a pesar de las opciones que últimamente se me dan. Aquí ya mi asombro fué mayor (pero no mayor que mi decepción sobre esa persona).
Por lo visto la felicidad, según algunas, pasa por tener un hombre en la cama (aunque no te guste mucho y aunque sepas que jamás te enamorarás de él, pero mejor así que sola), pero mi felicidad no se basa en eso. Solamente si soy feliz sola estaré en condiciones de ser feliz junto a alguien, no antes. Esto puede ser una idea peregrina, por lo visto, pero yo lo llevo marcado a fuego. De hecho mis grandes amores han surgido así: de los mejores días.

No avanzaré y seré Doña Perfecta, me la trae al pairo absolutamente, pero cada vez vivo más a gusto conmigo, sin grandes contradicciones y con la satisfacción de por lo menos intentarlo. Los disgustos ya vienen solos.